El bodegón: más difícil todavía (Parte I)

Literalmente y según una sesuda definición, bodegón podría definirse como sigue: aquella fotografía en la que se representan una serie de naturalezas inanimadas, alimentos o similares, generalmente en planos cortos, con encuadres cerrados y caracterizados por una iluminación especialmente cuidada. Si bien ya podríamos conformarnos con estas líneas, no nos estaremos de ampliarlas. Con el bodegón, nos adentramos en una de las disciplinas fotográficas mas intensas, interesantes, sufridas y agradecidas de nuestro mundo. Y todo esto sin salir del estudio (o de casa). Por Eduardo Parra

Eduardo Parra, fotoperiodista.Ciertamente, el bodegón es una disciplina compleja. Exige un alto conocimiento de la iluminación de estudio y, generalmente, requiere de un equipo de luces bastante costoso. Huelga decir que un bodegón hecho con el flash integrado de la cámara no será, con toda probabilidad y salvando honrosas excepciones, una obra de arte. Pero si en casi todos los campos nuestras compactas digitales siempre han llevado todas las de perder, hoy tenemos una ventaja que el carrete no tenía: el mejor rendimiento de una cámara digital cuando la luz es escasa.

Olympus E-20, 80 ISO, f5.6, 1/60 s
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El flash integrado puede ser útil en ocasiones, pero no es la mejor opción para un bodegón. Puede producir brillos incómodos, sombras antiestéticas y aplanar los objetos.

 

El “qué” y el “cómo”

Si para hacer una fotografía en condiciones, es bueno reflexionar detenidamente sobre qué es lo que queremos capturar, así como analizar lo que tenemos e intentar prever lo que finalmente obtendremos, en la fotografía de bodegón la importancia de este proceso se multiplica. No basta con colocar y disparar. Hay que hacer los deberes y tener las cosas bien pensadas.

Lo primero a cavilar es el “qué” de la foto. Los bodegones los podemos entender de múltiples maneras, si difuminamos un poco la definición más o menos exacta del concepto. Podemos hacer bodegones de comida, de complementos de moda, de material de oficina… De múltiples cosas, en definitiva, y probablemente cada uno y una de nosotros tendrá en mente una idea diferente en cuanto a su iluminación, el punto de vista a tomar , el encuadre, etc. Hemos de tenerlo todo previsto, antes siquiera de desenfundar la cámara, ya que en este tipo de fotografías la improvisación no es una buena aliada.

Luego viene el “cómo”. No es lo mismo un frasco de perfume para el catálogo de un gran almacén que el mismo frasco para la página dos de la revista Vogue. Todo depende de lo que queramos transmitir y de los recursos que tengamos para hacerlo. Rubén Gordé, reconocido fotógrafo de publicidad, nos comentó una vez que recibió el encargo de fotografiar un camión-hormigonera como si fuera un perfume (sic).

Es evidente, pues, que no debemos cerrar nuestras miras y pensar: “esto es un perfume” o “esto es un zapato”, y punto. Debemos ir más allá y ver si ese zapato ganaría en glamour si lo viéramos como un perfume.

Casio QV-2300 UX F, f2.8, 1/80 s, 80 ISO
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La iluminación es primordial en la fotografía de bodegones. No sólo hemos de estudiar el objeto, sino el fin que le vamos a dar a la fotografía.

Siguiendo una regla un poco general, distinguimos entre un par de tipos de bodegón: los -llamémosles así- sencillos, con iluminación global y un diseño poco elaborado, y los complejos, con un diseño mucho más cuidado y una iluminación múltiple más detallada. Podemos encontrar los primeros en revistas de venta por catálogo, por ejemplo; los segundos, en los anuncios publicitarios de una revista, sin ir más lejos.

Cuestión de iluminación

Veamos, en primer lugar, cuáles son los errores más comunes que se cometen en los bodegones y tratemos de ponerles remedio. El primero y principal es el de la iluminación. En iluminación, como ya sabemos, existen dos tipos de luz: luces duras y luces blandas. La luz dura es una luz intensa, y proyecta fuertes y profundas sombras sobre el bodegón. Puede ser útil para efectos dramáticos o fotografías de objetos a los que les vaya este tipo de luz, pero para retratos o bodegones suele ser un auténtico desastre. Así pues, para empezar, vamos a olvidarnos de nuestros flashes integrados, pop-up y similares. Los flashes directos -los de nuestras cámaras- producen haces generalmente secos y concentrados, que van irremediablemente acompañados de antiestéticas sombras para un bodegón.

Por contra, la luz blanda apenas produce sombras, consiguiendo tonos suaves y difuminados. Es muy indicada para el retrato y en los bodegones, justo donde queríamos llegar.


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