En los últimos días, circula por la blogosfera leganense una hipótesis que algunos han convertido en dogma de fé: algo así como La teoría del fin del gobierno local.

Teorías hay muchas, es cierto, pero todas ellas disponen de un componente especulativo que las convierte en más o menos verosímiles según el color del cristal con que se mire.

Aventurar a estas alturas de partido qué sucederá de aquí a 2011 en Leganés (¡qué ciudad!) es casi como jugar a la lotería, y no por mucho repetir tu número (vamos, tu teoría) tienes más posibilidades de que te toque.

Sin embargo, sí he escuchado ya en un par de tertulias la existencia de un triunvirato defensor a ultranza de la teoría del fin de gobierno local. Tres patas de una mesa que dicen reunirse cada quince días para establecer estrategias de oposición. Quizá en una de estas citas quincenales formulasen el enunciado del toerema que nos ocupa. Interesante asunto… aunque deberán tener mucho cuidado porque con tan sólo tres patas la mesa cojea.

En Leganés, la tendencia en las urnas apunta a que el fin del actual gobierno local está cerca. Aún así, las elecciones locales –y más aún en Leganés- poseen un componente impredecible que las hace apasionantes.

Unos comicios que en 2011 recibirán invitados de excepción dispuestos a entrar en la vida pública de la ciudad a base de rascar votos en unos y otros y que podrían provocar alianzas casi contra natura. Así que átense los machos.